De todos los componentes que forman parte de nuestra piel destaca el ácido hialurónico, sustancia que se encarga de proporcionar hidratación, elasticidad y tensión, dando un aspecto cutáneo juvenil y luminoso.
Con el paso del tiempo esta sustancia desaparece progresivamente de la piel y es cuando comienzan a manifestarse los signos de envejecimiento cutáneo, sobre todo en forma de flacidez y arrugas estáticas.
Por suerte, es una sustancia que se puede sintetizar en laboratorio y se puede administrar tanto en forma de inyecciones cutáneas como con la aplicación de cremas (vía tópica) o incluso como complemento alimenticio (vía oral).
Si hablamos sobre las presentaciones inyectables, las distintas viscosidades disponibles van desde las más densas (útiles para recuperar volumen y de administración profunda) a las de densidad media (para rectificar arrugas de profundidad media y pequeña, que se inyectan en capas cutáneas intermedias) y las de hidratación (que provocarán una mejoría en el contenido de agua de nuestra piel y se administran en las capas más superficiales).
Sobre las presentaciones tópicas y los complementos alimenticios, han demostrado su utilidad prolongando los efectos de los tratamientos más profundos, gracias a que mejoran la calidad intrínseca de la piel.
Para terminar, especificar que se trata de una sustancia reabsorbible en unos pocos meses y con alto margen de seguridad, puesto que no son frecuentes ni la aparición de reacciones adversas ni las alergias y, en el caso de que lo hagan, son de carácter leve y completa y sencillamente subsanables a nivel médico.
Dr. José Antonio Robles Laguna
Clínica Biyô, Dr. J. Salvador
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