La fiabilidad de las mamografías es la misma. Por cuestión de control recomendamos una a los seis meses de la intervención. Antes de esta fecha, los cambios inflamatorios y cicatriciales en la mama pueden inducir a su radiólogo a confusiones en diagnósticos, por lo que deben advertirles de la cirugía realizada. A partir de entonces deberá seguir la frecuencia habitual que le marque su especialista.
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