El proceso obedece a un descenso y herniación progresiva de las bolsas grasas presentes en los compartimentos grasos palpebrales. Esta grasa tiene como finalidad almohadillar al globo ocular, pero con los años, acaba herniándose y protuyendo tanto en el párpado superior como en el inferior. El empuje de la piel por parte de estas bolsas herniadas conlleva el cierre de la apertura palpebral y por tanto el ojo se ve más pequeño, cansado y triste.

La cirugía de párpados o blefaroplastia siempre suele plantearse bajo anestesia local y sedación intravenosa y el paciente abandona el hospital al finalizar el acto ya que se trata de un procedimiento ambulatorio.

Existen diversas técnicas para corregir las bolsas grasa palpebrales, desde la simple extirpación de las mismas y de los restos cutáneos en exceso del párpado superior e inferior, hasta la reposición de las bolsas en zonas más profundas del párpado y sujeción por medio de puntos de sutura que evitan la nueva herniación, la colocación de dispositivos de sujeción del párpado a nivel óseo (entodineTM), la sujeción de los cantos palpebrales externos mediante suturas al periostio y los microinjertos de grasa en la hendidura palpebral para rejuvenecer la zona.

El paciente abandona la clínica sin tener los ojos tapados. Los primeros días notará una ligera molestia ocular por el efecto mecánico de la inflamación, que mejorará con la aplicación de colirios y pomadas oculares y la aplicación de frio local.

Aparecerán derrames en la zona palpebral inferior y pómulos que duraran unos 8 días. Puede notar excesivo lagrimeo por esa irritación y en las semanas siguientes ligeros problemas de ojo seco por enlentecimiento del tono muscular palpebral, hasta que se recupere en unos 20 días.

A los 6 días se retiran los puntos de sutura y los pacientes pueden comenzar a funcionar con algún pequeño maquillaje.